Este colgante surgió de una premisa sencilla: debía tener una estrella de 12 puntas. Al conectar con la energía de esta mujer, esta guardiana, cobró vida esta pieza de fuerte poder transformador.
La estrella de 12 puntas era esencial, y al tomar forma, esta joya se convirtió en algo más que una figura geométrica. Se trata de una llave de conexión y transformación, una pieza hecha a medida. Un recordatorio constante de conexión con su esencia y con esa habilidad innata de reconocer y repeler eventuales peligros y amenazas entre otras muchas.
©Adamantina
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